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Ada Vaschetti, ejemplo para recordar

por Carlos Canoba

(1989)

Ada Beatriz Vaschetti
(18/2/1948-4/3/1989)

Ada VaschettiLa familia ajedrecística nacional en su conjunto, y la de Rosario en particular, lamenta la prematura desaparición de Ada Vaschetti, una figura muy simpática y apreciada, que falleció a principios del mes de marzo, a pocos días de cumplir 41 años.

Aquellos que la conocieron personalmente guardarán un buen recuerdo de su trato afectuoso y agradable que demostraba su espíritu alegre y amistoso aun en el marco de la competencia individual.

Era profesora de biología y supo conjugar su tarea docente con la práctica del juego ciencia, que iniciara en el club Provincial en su adolescencia.

El ajedrez femenino la tuvo como constante animadora, al punto de haber jugado todas las finales del Campeonato Argentino Femenino desde 1980 hasta 1988 inclusive. Se destacó en 1983 cuando obtuvo el subcampeonato en el certamen de San Salvador de Jujuy; en otras dos ocasiones empató el segundo puesto, para terminar tercera en los encuentros de desempate.

También jugó torneos con varones, y consiguió su clasificación en primera categoría en el Torneo Mayor Rosarino, además de participar en la semifinal del Campeonato Argentino de Mayores de Paraná –agosto de 1988–, momentos en los que su salud comenzó a declinar.

Pero lo más importante es que Ada alcanzó la meta que todo deportista amateur tiene en lo más hondo de su corazón: la felicidad de representar a su país en el plano internacional.

Sus actuaciones meritorias le permitieron integrar el equipo argentino femenino en las Olimpíadas de Dubái 1986, después de haber intervenido en Tesalónica (Grecia) en 1984.

Ada Beatriz Vaschetti, como representante olímpica, tiene ya un lugar en el historial ajedrecístico nacional, pero también en el plano trascendente de la vida humana deja amigos que la recordarán siempre afectuosamente.


La desaparición de una figura destacada del deporte provoca una natural reflexión sobre los logros de su carrera deportiva. Pero ello suele pasar a un segundo plano cuando se ha tenido conocimiento personal de esa figura, porque se consideran más, precisamente, los rasgos del carácter de esa persona y los esfuerzos realizados para alcanzar aquellos logros.

Esto ocurre ante la lamentable pérdida que significa la desaparición de Ada Beatriz Vaschetti.

La escasa difusión del ajedrez entre las mujeres –hecho que se está revirtiendo, felizmente, en los últimos años– fue el difícil marco que tuvo Ada para desarrollar su afición. Tuvo voluntad y perseverancia para ir superándose lentamente, porque su formación como docente la ayudó a mostrar siempre una gran virtud: la humildad necesaria para estar dispuesta a escuchar y aprender en todo momento.

De allí su mérito de haber crecido, a pesar del escaso apoyo recibido, tanto en lo deportivo como en lo económico, que suplió parcialmente con su espíritu, el efectivo aporte familiar y la colaboración técnica de algunos amigos. Esta fue siempre una desventaja cierta que tuvo al enfrentar a jóvenes rivales que disponían de una adecuada infraestructura de apoyo y, por ende, una mejor preparación.

En su juego se puede destacar el buen tratamiento posicional y tenacidad para luchar cuando la situación lo requería, algo que la suavidad femenina suele enmascarar.


"La Capital", 2 de abril de 1989

© Carlos Canoba